

"Nací en una casa de medicina. Mis padres me enseñaron desde pequeño a ver la enfermedad como una herramienta de transformación que nos permite crecer y seguir evolucionando cuando se asume con respeto y con amor.
Hace 16 años conocí la planta sagrada del Yagé, y desde ese momento supe que había encontrado mi lugar en la Tierra. Me entregué al aprendizaje de su buen manejo de la mano de una familia nativa del pueblo Inga, en el Putumayo.
Gracias a su apoyo —especialmente al de mi Taita Henri Muchavisoy— hoy asumo la responsabilidad de ser portador de este legado, y con alegría puedo compartir por el mundo la sanación y los mensajes de este maravilloso regalo que la naturaleza nos brinda.
Esta labor es posible gracias al propósito de la comunidad y a los hermanos y hermanas que confluimos en torno a esta medicina. Nos preparamos con disciplina para compartir como tribu y servir con entrega a la humanidad."

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Nuestra propuesta invita a quienes desean acercarse a la medicina del Yagé a hacer un verdadero compromiso consigo mismos: vivir en conexión con el cuerpo y la mente, y despejar el camino para recibir con respeto esta medicina sagrada, permitiendo que su obrar cumpla con el propósito de su existencia.
A partir de nuestra experiencia, hemos notado que cuando se toma la decisión de asistir al encuentro y se asume con responsabilidad la preparación, el resultado de la vivencia responde plenamente a los objetivos personales y a nuestro propósito de servicio.
Para nosotros es un gusto —y también una búsqueda— trabajar con personas serias y responsables, dispuestas a asumir el cambio y la transformación.



