Palabras del artista:

En los momentos difíciles de la vida, cuando llega la tormenta y debemos buscar en lo más recóndito los motivos para sostenernos y sobrevivir. Llega la angustia, el miedo, nos confrontamos ante la realidad de existir, ante la crudeza de lo desconocido.

Fuimos sometidos todos, la humanidad entera inmersa en un mismo caos con nombre de pandemia. Estos momentos sacaron a relucir la incongruencia de un proyecto llamado humanidad, diseñado por un sistema ambicioso e inconsciente que incita a pasar por encima de la ética y de la ley natural.

Algunos lo esperaban, otros lo aclamaban, otros lo visualizábamos, lo anhelábamos. Un momento donde se tocaran las fibras más sensibles, los cimientos de una estructura de creencias fundamentadas en preceptos banales, sin propósito, que se acomodaban en el fango de la superficialidad.

Llegó la Corona. Muchos lo llamaron virus, otros el regalo de volver a la Tierra, a lo esencial. La oportunidad de cambiar el ritmo aprendido, resurgir en la fuerza del espíritu y gestar desde la pureza, el fuego dorado que nos recuerda que la vida es eterna y el amor trasciende sobre todos los miedos y fronteras que el humano pretende crear.

Corona Dorada es mi proceso de vida, que se hace música gracias al amor de los amigos que nos damos la mano mirándonos a los ojos, con la certeza y la fe de que nacimos para brillar juntos en la luz inmensa del universo.

Hoy quiero entregar mi amor al mundo expresado en estas canciones, con la intención de que sean inspiración para llevar una vida en plenitud, en conciencia, que llenen de alegría y reflexión a muchísimas vidas, y que el mensaje de la medicina, la selva, se escuche y se atienda con respeto en la humanidad, que sean semilla para la nueva humanidad.

‍

‍